El contacto con la naturaleza beneficia a los niños
Muchos expertos coinciden en que la creatividad y el ingenio de los niños se desarrollan con más fuerza cuando estos están vinculados a un ambiente de naturaleza y paz. Y, si por el contrario, se les habitúa a estar en espacios cerrados o a pasar mucho tiempo con el móvil, el ordenador o la televisión, pueden llegar a padecer lo que conoce como «trastorno por déficit de naturaleza». Un término que para el profesor José A. Corraliza, catedrático de psicología ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid, es «adecuado», pero explica que «no existe un diagnóstico en el que se dicte esta causa, porque no es que aluda a un trastorno sino a un modo de vida de los niños en el que puede desarrollar patologías».
La exposición a la naturaleza puede mejorar las habilidades cognitivas y la resistencia de todos los niños al estrés negativo y la depresión. A medida que los jóvenes pasan menos tiempo de sus vidas en entornos naturales, sus sentidos se estrechan, fisiológica y psicológicamente. Sumado a eso, la infancia sobreorganizada y la devaluación del juego no estructurado tienen enormes implicaciones para la capacidad de los niños para autorregularse.
La evidencia también indica que tener una conexión con la naturaleza aumenta la competencia física ligada a la agudeza mental, aumenta la capacidad de ver patrones donde otros ven el caos, estimula los sentidos para recolectar y percibir el conocimiento y aplicarlo, y aumenta la creatividad. Sin juego independiente, la habilidad cognitiva crítica, llamada «función ejecutiva», está en riesgo. La función ejecutiva es un proceso complejo, pero en su esencia está la capacidad de ejercer autocontrol, controlar y dirigir las emociones y el comportamiento. Los niños desarrollan la función ejecutiva en gran parte a través de juegos de fantasía, aseguran los investigadores.