Las razones van desde la seguridad hasta vivir rodeado por espacios más verdes.
De 2010 a hoy se duplicó la cantidad de barrios cerrados. Además, cada vez son más los propietarios que utilizan como vivienda permanente, y ya no como “casa de fin de semana”. La demanda creció en un público determinado: familias con hijos de diversas edades.
Vivir tranquilos, sabiendo que cuando se sale a practicar un deporte o a pasear al perro no va a pasar “nada raro”. Vivir seguros es algo fundamental. Y, más allá de la seguridad, también es importante el aporte del paisaje natural en la vida de los niños.
Además, el cambio en la modalidad de trabajo colabora a la posibilidad de vivir lejos de la oficina. Con el mejoramiento de las comunicaciones y la descentralización de las oficinas que impulsan muchas empresas generaron que cada vez más gente pueda trabajar desde la casa con una simple conexión a internet.