Poder comprar un terreno y construir la casa soñada es un plan anhelado por todos. Las decisiones y los aspectos a tener en cuenta empiezan en la elección del lote, su tamaño y costo. Y si se trata de un terreno en un country, a esas consideraciones se les suman el valor de las expensas y la seguridad de que se pueda escriturar. Todas estas cuestiones son vitales porque afectan directamente a la continuidad del proyecto y al nuevo estilo de vida que están por elegir.
Antiestres: ubicación y accesos.
Es uno de los puntos principales pero a veces es pasado por alto o no se lo toma con la importancia suficiente. No solo es clave la calidad y cantidad de accesos, sino también la cercanía hacia las arterias de importancia según las rutinas de la familia, como ir al trabajo o llevar a los chicos al colegio. La distancia a los sitios frecuentes también es un factor a tener en cuenta: el entusiasmo de una nueva vivienda puede provocar que al principio la distancia no sea considerada pero hay que evitar que la frecuencia de los traslados no vayan en contra de la calidad de vida buscada.
El tamaño importa
Cuando se proyecta tener una casa de fin de semana o mudarse a un barrio privado, el mayor objetivo es vivir en un espacio verde. El tamaño del lote es clave.
Hay que tener en cuenta que entre 600 o 700 m² es la superficie es la mínima necesaria para que el espacio verde pueda apreciarse en la relación construcción y exterior. Aunque, considerando el tamaño ideal para poder tener una pileta o una pequeña huerta y no tener vecinos muy próximos, sería conveniente elegir lotes que tengan un 50% más de espacio. La antigüedad de los árboles y áreas verdes comunes del emprendimiento también hacen la diferencia.
Otro aspecto importante no solo es la extensión y ubicación del terreno sino también la orientación del mismo y de la construcción a realizar: Adquiere importancia cómo se ubicará la vivienda y la orientación de la arboleda existente. La ubicación de la piscina pasa a ser el factor clave en la orientación.
Quiénes compran
No hay dudas que el contexto y los cambios de hábitos que se generaron a partir del coronavirus produjo un fenómeno que llegó para quedarse: el homeoffice. Esta modalidad de trabajo impulsó un cambio en el perfil de la demanda de los barrios cerrados: ahora compran los consumidores finales. Este es un punto fundamental a tener en cuenta porque en el mercado prepandemia uno de los grandes temores de quienes compraban un terreno en un emprendimiento cerrado era cuánto tiempo demandaría en desarrollarse. Es decir, cuando comenzarían a verse los primeros ladrillos y las casas en construcción. “Siempre existía el temor de que en el afán de vender, los desarrolladores se lo ofrezcan a inversores que apuestan a la revalorización del proyecto cuando esté consolidado.
Seguridad garantizada
Uno de los motivos por los cuales las familias eligen los barrios cerrados es la seguridad. Se debe tener en cuenta la iluminación, la seguridad perimetral del barrio, las cámaras, sensores, monitoreo, rondines, el control de accesos, así como también la cantidad de personal destinado a estas tareas conforme al tamaño del barrio y la tecnología utilizada.